Los cuatro puntos que visitaremos hoy: La mezquita de Jumeirah, el centro comercial de Mall of the Emirates, el de Ibn Battuta y Dubai Creek, al lado del río.
Esta vez, para variar, decidí elegir el transporte público, a ver qué tal funciona en Dubai. Debo decir que si tu ruta es a lo largo de la costa, lo ideal es coger el metro (o tren, porque no es subterráneo) que tiene un servicio muy bueno. El metro de Dubai parece sacado de una película de ciencia ficción con unos diseños futuristas y todo perfectamente limpio y en orden. La frecuencia de trenes no es tan buena como la del metro de Madrid, por ejemplo, pero está bastante bien. El servicio de autobuses no lo probé, pero mientras estaba paseando me encontré con una parada de autobús, que era como un espacio cerrado con una puerta. Al abrir la puerta descubrí que tienen un aire acondicionado bastante fuerte, ¡increíble, en medio de la calle! Es perfecto para hacer una paradita si vas paseando. Qué gustito, 40 grados en la calle y yo aquí casi con jersei.
Las fresquitas paradas de autobús y las futuristas paradas de metro .
Desde el metro pueden verse multitud de edificios increíbles bordeando la playa. Eso da que pensar porque aquí en Dubái todo es lujo pero para ello han tenido que conseguir mano barata que por dos duros te trabaje de sol a sol (y aquí el sol pega fuerte). Los trabajadores normalmente vienen de India o sudeste asiático. Imagino que ellos vienen contentos por el trabajo pero sus condiciones no son ni mucho menos las idóneas. Como todos los sitios donde hay riqueza, los contrastes son importantes.
Un hotelazo que se puede ver desde el metro y los curritos bajo el sol trabajando a destajo.
Muy cerca de mi hotel estaba la Mezquita de Jumeirah, la más importante de Dubái. Es un edificio moderno pero construido en estilo clásico que está enfrente de la playa de Jumeirah. Resulta que los lunes hacen un tour organizado para personas no musulmanas a modo de acercamiento cultural, explicando qué es el Islam, sus ritos, cosas así... ¡andá! qué casualidad, hoy es lunes, pues allá vamos.
La mezquita de Jumeirah
Al entrar tienes que quitarte los zapatos y, aparte, tienes que vestir "decorosamente". Eso, para las mujeres, significa taparse no sólo los brazos y las piernas sino el pelo. No hay que preocuparse, si no tienes un chal o similar, ellos te prestan uno a la entrada. Para los hombres, lo mismo, nada de piernas con pelos al aire, te pones unos pantalones de préstamo y adentro. A la entrada nos recibieron Pili y Mili (nombres inventados), dos mujeres inglesas que se habían convertido al Islam, una de ellas porque se casó con un musulmán y otra porque estaba harta del estilo de vida occidental. Iban vestidas de negro totalmente, solo dejando su cara al aire. Era un poco chocante porque su apariencia era de musulmanas pero luego tenían un humor muy inglés, cuando una hablaba la otra ponía caras por detrás. Eran muy divertidas e hicieron muy amena la presentación.
A la entrada hay que quitarse los zapatos. A ver si a la salida me pillo unas Nike.
Pili y Mili en concierto.
Nos explicaron que al entrar en la mezquita hay que lavarse las manos, cabeza, boca y pies. Todo tres veces mientras se recita algo así como que "sólo hay un dios que es Alá, no tiene asociados y Mahoma es su mensajero". Como ejemplo pidieron voluntarios para que se lavaran al modo musulmán. Creo que a alguno le vino bien. Luego nos explicaron como rezaban y Pili hizo la demostración completa. Es un rito que dura unos 5 minutos y hay que hacerlo unas cinco veces al día. Una teoría del Islam es que "el hombre que reza no está haciendo maldades". Un poco de razón tienen y como se reza tanto... De hecho, mi primo me dijo que en Qatar hay un índice de criminalidad muy bajo. Imagino que será por la religión y porque aquí las leyes son bastante duras. En Arabia Saudí, que está al lado, te liquidan por nada.
Otra cosa que nos explicaron fueron los cinco pilares del Islam: declarar que no hay más dios que Alá, rezar cinco veces al día, caridad, peregrinar a La Meca al menos una vez en la vida y respetar el Ramadán. También contaron cosas sobre la separación de hombres y mujeres en la mezquita: las mujeres están en otra sala y lo justifican por que si tienes a una mujer delante arrodillándose y poniendo el culo en pompa es difícil concentrarse. También lo explicaron al revés (si tienes un tío delante), todo hay que decirlo. Explicaron que el atuendo negro y la cantidad del cuerpo que se tapa una mujer depende de la escuela religiosa a la que pertenecen y que, en teoría, la mujer es libre de vestir como quiera, siempre que sea decorosamente. No estoy muy seguro de esto, me da que es la familia y su entorno quien les hace vestir de cierta manera, aunque también es verdad que ellas, probablemente, estén orgullosas de vestir así. ¿Por qué el negro? Según Mili, porque es una ropa muy ligera que es muy fresquita para el sol y al ser negra es como si diera sombra. No entramos en detalles de que el negro absorbe todas las radiaciones y da más calor y de que si eso es así, ¿por qué los hombres van precisamente de blanco? Curioso, curioso. En el turno de preguntas pregunté sobre los terroristas islámicos (ahí, yo valiente). Pili me dijo que esa gente está muy equivocada, ya que el Islam es una religión de paz. Esa gente, probablemente iría al equivalente del infierno, según ellos.
Las fuentes a la entrada de la mezquita para lavarse.
El interior de la mezquita. El edificio es muy bonito y fresco.
Pili haciendo la demostración del rito del rezo.
Explicando las ventajas de vestir todo de negro, en plan ninja.
El interior de la mezquita. El edificio es muy bonito y fresco.
Pili haciendo la demostración del rito del rezo.
Explicando las ventajas de vestir todo de negro, en plan ninja.
Después de la interesante visita, que dura una hora, más o menos, seguí mi camino por Jumeirah Beach, la playa que está al lado de la mezquita, hasta llegar al metro. En la playa intenté buscar chicas en topless, pero nada, no hubo manera. Cogí el metro y desembarqué en Malls of the Emirates, el segundo centro comercial más grande de Dubái (y, por tanto, del mundo). Más y más tiendas por todos lados, y al final de todo, como no, la tradicional pista de esquí. ¿Cómo ha dicho, joven? Pues sí, en el Mall of the Emirates, cágate lorito, han montado una pista artificial de esquí, con nieve artificial, remontes, muñecos de nieve... Es otro ejemplo del poderío del petrodólar. Una pista de esquí en medio del desierto, manda webs. Es como si me quiero hacer una playa en el ártico. Es muy chocante ver a los dubaitíes vestidos a la manera musulmana y tirándose bolas de nieve. Como diría Obélix "están locos estos romanos".
La enorme playa de arena blanca de Jumeirah.
El impresionante centro comercial de Mall of the Emirates.
¿Me compro el Ipad?
La pista de esquí... bienvenidos a Noruega.
El impresionante centro comercial de Mall of the Emirates.
¿Me compro el Ipad?
La pista de esquí... bienvenidos a Noruega.
La siguiente parada es el Mall de Ibn Battuta, un poco más hacia el sur tomando la misma línea de metro. Este centro comercial es considerablemente más pequeño que los demás, aunque sería más grande que cualquiera de España, que ya son. El punto característico de éste es que está dividido en zonas que representan diferentes partes del mundo: China, Persia, India, Egipto, Túnez y... ¡Andalucía! El centro comercial es curioso de ver pero sólo si te sobra tiempo, porque tampoco es tan espectacular como otras cosas.
El centro comercial de Ibn Battuta. Abajo a la derecha, el Patio de los Leones de la Alhambra, toma ya.
A la salida del centro comercial estaba la "menetérica".
A la salida del centro comercial estaba la "menetérica".
Finalmente, tomando de nuevo el metro en sentido contrario, desembarqué en Dubai Creek, la zona más tradicionalmente comercial de la ciudad, es decir en plan zoco, no mega centro comercial. La zona tiene mucho más encanto y es más parecida a como sería la ciudad antes de la invasión de las grúas y el cemento. Aquí hay muchas tiendas donde venden oro, joyas, sedas... ¡incluso te puedes hacer un traje de árabe por dos duros! Eso sí, son un poco pesaditos por las calles porque todo el mundo quiere que entres en su tienda. Dubai Creek tiene tiendas a ambos lados del río (que creo que es más bien una entrada enorme de mar) y puedes cruzarlo con una especie de taxis o buses fluviales que comunican ambos extremos.
Llegando a Dubai Creek, se agradece la no presencia de rascacielos, por una vez.
Haciéndose una fotico con el camellico (me refiero al de cuatro patas que tiene una manta por encima).
Qué gustito, una siesta a media tarde.
Haciéndose una fotico con el camellico (me refiero al de cuatro patas que tiene una manta por encima).
Qué gustito, una siesta a media tarde.
Los buses fluviales cargados de gente. Había otros mucho más modernos, e imagino que más caros, que serían para los ricachones.
El zoco, muy típico y con encanto. Lleno de tiendas por todos lados. Esta zona es ideal para comprar souvenirs.
Y esto es todo amigos. Con este artículo termino mi visita a esta zona de Oriente Próximo, lugar de contrastes y de ingenios humanos sorprendentes. Y para los que se piensan que no he aprendido nada de árabe, mirad la siguiente foto y os traduciré lo que pone. Siguiente parada, en la vieja Europa, concretamente Berlín, que mi amiga Carmen quiere que ponga ya las fotos.
Me parece muy buena idea eso de divulgar la cultura islámica porque hay que tener mucha fe para creerse todo lo que uno ve.
ResponderEliminarDespués de construir pistas de esquí,islas en forma de palmera y el rascacielos más alto del mundo, Dubai resultó ser la burbuja inmobiliaria por antonomasia y se declaró en quiebra.
Pili y Mili (que nombres tan ingleses oye)resultan muy convincentes explicando la comodidad de vestir una túnica negra en un país que alcanza 45 grados. Solo hay que ver lo cómodas que estan a la hora de comer.
Un viaje muy interesante sin duda