viernes, 3 de diciembre de 2010

3/9/2010: Escocia (y VIII) - Edinburgh y... vuelta a casa :(

Bueno, amigos, amigas, todo lo bueno se acaba, así que el fantástico viaje a Escocia llega a su fin. No lloréis, no... que volveremos algún día porque, la verdad, Escocia es un lugar que merece la pena visitar y hay para quedarse un mes por lo menos. El último día del viaje lo he reservado para la ciudad de Edinburgh, la capital de Escocia.

Pasear por Edinburgh es como darse un paseo por la Edad Media, pero en plan bonito, sin que te echen porquería desde las ventanas y sin peste negra de esa. Así como Glasgow es la ciudad moderna y vanguardista, Edinburgh es la ciudad clásica y conservadora. A pesar de ser la cápital, es más pequeña que Glasgow y en un día puede verse a pie sin problema. Si tienes dos mejor, que así puedes repasar lo que más te guste. Al contrario que en otras etapas del viaje en las que contraté excursiones organizadas, aquí lo mejor es coger un mapa del hotel y patearte la ciudad a tu aire. Simplemente pasear por las calles ya merece la pena. Esta es la ruta que seguí yo (más o menos):



¡Edinburgh en un día!

Comencé la ruta desde mi hostal, el Budget Backpackers de Edinburgh, un sitio decorado en plan viajero, con fotos de todos sitios del mundo. El ambiente es majo y los precios económicos, por 10 libras puedes dormir en una habitación de 10 personas. Allí hice amistad con un chico coreano muy majo, Jong se llamaba, con el que salí a bailar en plan robot por ahí, jeje. Desde el hostal ya se puede ver una estupenda vista del castillo de Edinburgh. Desde aquí me dirigí al puente de George IV y al Monumento de Scott.



La vista desde la puerta del hostal Budget Backpackers, el castillo de Edinburgh al fondo.



Las calles parecen sacadas de una película de Harry Potter o el famoso Oliver Twist.



Este es el famoso Greyfriars Bobby, que está en la calle de George IV Bridge. Parece que la historia se remonta al siglo XIX, cuando este perrito se hizo famoso sin quererlo por guardar la tumba de su amo fallecido durante 14 años. Interesante historia que da lugar a comentarios sobre el origen de la estatua... ¿es que en Edinburgh no tenían a personas famosas de quien hacer una estatua? ¿O es que en Edinburgh el bronce crece en los árboles? Bueno, lo cierto, es que es una tierna historia, ¿por qué no hacer una estatua de ella?



En la zona de George IV Bridge, camino del monumento a Scott. Casi todas las calles de Edinburgh son así, parecen sacadas de un cuento de princesas de Disney.



Uno de los muchos pubs pintorescos que abundan en las calles de Edinburgh.



Esta es la "Golden Mile", luego volveremos a visitarla.



Cruzando el North Bridge (puente del norte), vemos al fondo el hotel Balmoral, un hotel superlujoso donde se dice que J.K. Rowling, la autora de Harry Potter, terminó el último de sus libros. Cómo se nota que está forrada de pasta la tía.



El Monumento a Scott, un célebre escritor de la ciudad famoso por obras como Ivanhoe, Rob Roy etc. Pagando 3 libras puedes subir los 287 peldaños que llevan a la cima en varias etapas. Desde ahí se pueden observar estupendas vistas de la ciudad.



Vistas desde el Monumento a Scott, en el centro la Galería de Arte y al fondo a la izquierda el Castillo de Edinburgh.



Mirando hacia el otro lado vemos el hotel Balmoral y al fondo el parque de Calton Hill al que iremos luego. Pregunta de Trivial: ¿a qué hora tomé esta foto?

Desde el Monumento a Scott decidí bordear la zona del castillo a través de los estupendos jardines de Princess Street. Dando la vuelta al castillo, que se ve desde todos los ángulos, llegamos al final a la zona de Grass Market, muy cerca de mi hostal, una de las partes de la ciudad con más animación, restaurantes, chiringuitos, de todo.



El Castillo, visto desde el parque y la estatua de un señor a caballo que no sé quién es.



Este hombre estaba contando historias a unos entretenidos turistas, lo que sería un juglar moderno.



Vistas hacia el otro lado del parque, parecen casas de juguete, ¿a que sí?



Una de las entradas a la Galería de Arte. Imagino que estaban exponiendo algo relacionado con "La primavera", por las flores y eso.



A la entrada de los jardines de Princess Street encontramos este reloj que funciona perfectamente. A ver si mi padre me dice de qué tipo es, si de áncora, cilindro, o qué.



En un día como hoy lo ideal es tirarse al cesped a disfrutar del sol. ¡Lástima que tenga un artículo que escribir!



Al final del parque podemos hacer un par de fotos muy chulas a esta fuente con el castillo al fondo.



Al otro lado de la fuente, la Iglesia de St. John.



Bordeando el castillo, en su lado sur, llegamos a Grass Market, perfecto para comer en uno de sus muchos restaurantes.



Los restaurantes de Grass Market son a cada cual más colorido y florido.



Al final de Grass Market tomamos la calle de West Bow hacia el castillo. Cada casa tiene un color diferente, qué cosas.

Y ahora llegamos al plato fuerte de la excursión, el Castillo de Edinburgh. El Castillo está situado en un peñasco volcánico conocido como Castle Rock (no confundir con Fraggel Rock, eso es otra cosa) con lo que se puede ver desde muchas partes de la ciudad. Los orígenes se remontan al siglo XII aunque la gente ya vivía aquí desde el siglo IX (con el frío que tenía que hacer en esa época). El castillo fue asediado en numerosos conflictos, a veces con éxito y a veces no, desde las guerras de independencia escocesas hasta el alzamiento de los Jacobitas.



Subiendo por Lawnmarket street, hacia el castillo, encontramos esta bonita iglesia. ¿Iglesia? De eso nada, ¡es un restaurante! Estos escoceses no tienen respeto por nada.



La entrada al castillo, preparémonos para un viaje atrás en el tiempo.



Esto le gustará a mi padre, por lo visto en algún momento de la historia, Escocia perteneció al Reino de León. Si no, ¿qué hace ahí ese escudo? Ojo, que todo esto es broma, no es históricamente demostrable, lo mismo que el homenaje a la película "Buscando a Nemo", como reza el cartel azul, eso va por otros derroteros.



Ya dentro del castillo parece que estés en la Edad Media, en cualquier momento se me cruza el Rey Arturo.



La primera de varias puertas de entrada al castillo.



En estas casas, que están dentro del castillo, vive un regimiento del ejército.



Este hombre estaba un poco despistadillo.



En una de las esquinas del castillo, junto al Museo de la Guerra, este grupo empezó a tocar marchas militares escocesas.



Uno de los carteles que se usaron en la Segunda Guerra Mundial. La idea era que todos pueden colaborar, los hombres pegando tiros y las mujeres en la retaguardia ocupándose de las granjas y las factorías.



Esta es la Capilla de Santa Margarita, el edificio más antiguo del castillo, del siglo XII.



El famoso "Mons Meg", un enorme cañón de 6 toneladas que data del siglo XV. Podía disparar hasta casi dos millas de distancia. En 1681, quedó inutilizado al pegar un petardazo al intentar ser disparado en un saludo al Duque de Albany.



Voy a ver si me cargo el monumento a Scott desde aquí, jeje.



Este edificio alberga el Scottish National War Memorial (memorial de la guerra) con los nombres de todos los escoceses caídos en combate en las dos guerras mundiales. Por desgracia, no se puede hacer fotos dentro.



"El cetro y la espada llegaron a Escocia como un regalo papal al Rey James IV". Aquí se guarda la piedra del destino, que es donde se coronan a los reyes escoceses e ingleses. Se dice que la piedra viajará a Londres cuando el príncipe Carlos sea coronado (si es que lo es algún día) y luego volverá de nuevo aquí. Con la piedra también se guardan las Joyas de la Corona, compuestas por la corona, el cetro y la espada. De nuevo, no se pueden hacer fotos, y mira que lo intenté pero la vigilancia era feroz.



¿Qué mejor que acabar tu viaje con un buen afeitado? Este hombre era especialista en cortes de pelo "por debajo de cero".



El Gran Salón, donde se recibían a los monarcas y grandes personajes de la época. Los muros están decorados con espadas de diferentes épocas.



Saliendo del castillo se puede admirar una bonita vista de la Galería de Arte y el monumento a Scott.

La última parte del recorrido incluye la Golden Mile (milla dorada), quizá la calle con más movimiento de la ciudad y la más turística: edificios antiguos preciosos, miles de tiendas de souvenirs, restaurantes, etc. La calle es bastante larga pero merece la pena recorrerla ya que al final está el Holyrood Palace (no he dicho Hollywood), residencia de los monarcas cuando visitan Escocia. Antes de llegar al palacio merece la pena desviarse un poco y subir al Calton Hill, un parque desde donde se ve toda la ciudad.



La Golden Mile. Pintoresco, pintoresco, oiga.



Bajando por la Golden mile encontramos la Catedral de St. Giles, construida hace 9 siglos.



Uno de los relojes que decoran la Golden Mile.



Haciendo un pequeño desvío, podemos tener unas estupendas vistas de la ciudad desde Calton Hill (no, este Calton no es el primo de Will Smith). Al fondo se puede ver el castillo de Edinburgh.



El palacio de Holyrood, donde se alojan los reyes y reinas del Reino Unido desde el siglo XV. Por desgracia ese día estaba cerrado y no pude entrar.



Un poco hacia el sur, muy cerca del Palacio de Holyrood, encontré un camino que subía por un pequeño monte desde donde se pueden hacer estupendas fotos de la ciudad al atardecer.



Volviendo hacia el hostal paré a hacer algunas fotos de sitios que ya había visitado: la West Bow Street.



Y la Galería de Arte, en Princess Street Gardens.

Pues eso es todo. Con esto concluyo mi visita a Edinburgh y a Escocia. Realmente merece la pena el viaje, sobre todo si tienes un tiempo tan estupendo como el que yo tuve. Escocia está llena de historia, paisajes maravillosos, gente muy amable y que habla un inglés muy raro, mucho que ver, mucho que beber y más que disfrutar.

¡Hasta el próximo viaje!

miércoles, 20 de octubre de 2010

2/9/2010: Escocia (VII) - Oban, lagos y castillos del oeste y... ¡Rebecca!

Queridos amantes de Escocia, llegamos ya a la penúltima etapa de este estupendo viaje. Perdón ¿qué dijo? Pues sí, el penúltimo destino. Aparte de hoy tan sólo queda la visita a Edinburgh y el triste regreso a la rutina laboral... aunque de triste nada porque me llevo un montón de memorias estupendas. Hoy toca la costa oeste de Escocia, concretamente el pueblo pesquero de Oban y algunos castillos y lagos espectaculares, como todo en Escocia. De nuevo viajé con Timberbush, por unas 30 libras el viaje completo. Ah, y averiguaremos quién es Rebecca... pero eso será más adelante.



Nuestra ruta de hoy, pasando por Glasgow (ese viejo conocido), Oban, el Loch Lomond y los castillos de Inveraray, Doune y Kilchurn.

Nuestra primera parada es el impresionante Castillo de Doune, que se conserva muy bien, a pesar de los años (parece que estoy hablando de mi abuela). Es del siglo XIV y tiene dos peculiaridades: la primera es que es de los pocos castillos que se construyeron a lo largo de un solo periodo arquitectónico, así que podría decirse que tiene un estilo "puro", sin mezclas de varias tendencias. La otra cosa curiosa es que aquí se rodaron algunas escenas de la película de los Monthy Python "Los caballeros de la mesa cuadrada". La verdad es que este mérito se queda un poco pequeño si lo comparamos con la historia de otros castillos como el de Stirling, pero qué le vamos a hacer a unos les toca la gloria y a otros... los Monthy Python.



El colosal castillo de Doune.



El Castillo de Doune también sirvió de prisión.



La entrada del castillo. Intenté entrar para hacer unas fotillos, pero me dijeron "oiga, que hay que pagar", así que eché la foto corriendo y salí... pero claro, con las prisas, la foto quedó movida.

Siguiendo el camino hacia Oban pasamos por un par de sitios curiosos y visitamos a personajes interesantes. Por ejemplo, Hamish, una seductora pelirroja de larga melena y un flequillo que le cubría los ojos de forma pícara y que nos cautivó a todos. También vimos el famoso puente en el que se rodaron algunas escenas de "Harry Potter", concretamente las del tren recorriendo el camino hacia el colegio de Howrats.



Os presento a Hamish, la pelirroja peligrosa, es de raza Highlander, según dicen por aquí y por esta zona es una especie de celebridad.



Los paisajes por esta región son de película.



El puente de Harry Potter. Como el niño siga creciendo dentro de poco va a tener que interpretar a "el padre de Harry Potter"... ah, no que se lo habían cargado ya. Pues el tío.



Andá, ¿y quién es esa chica? Efectivamente, Rebecca. Luego os la presento.

Y, por fin, llegamos a Oban, en la costa occidental de Escocia. Oban es un pueblecito de pescadores, muy turístico y pintoresco y lleno de actividades. Ese día había competición de kayaks por el mar, lo que tiene mérito porque si te caes al agua, te podías quedar automáticamente congelado. Desde Oban salen cruceros y barcos desde los que se pueden visitar las preciosas islas de esta zona.



No es que el barco esté inclinado, es el suelo y el mar los que lo están.



El pintoresco "Columbia Hotel", al lado del mar.



Como todos los pueblos pequeños de Escocia, el sentimiento principal que se respira es "tranquilidad".



Una vista del pueblo desde el puerto.



El paisaje es muy bonito, sobre todo en días de buen clima.



Grupo de chavales soplando la gaita. Luego cogen vicio y se inician en el tabaco, pobres.



Preparándose para la regata. Arriba a la izquierda hay una especie de coliseo que se construyó el ricachón del pueblo para presumir y todo eso.



Todo el mundo en Oban disfruta dando paseos por el paseo marítimo o por la playa.



"Los pájaros", de Hitchcock. Éste casi me arranca la cabeza, el muy bestia.



Algunos de los cruceros que salen hacia las islas del oeste y el norte (lo que se conoce como "el noroeste").



El paseo marítimo de Oban, centro neurálgico de la ciudad.



"A ver qué falda me compro hoy... ¿con lunares? ¿de tubo? ¿mini?"



El centro de Oban, con ayuntamientos y edificios importantes.



¡Una boda escocesa! Como todas las bodas escocesas tanto él como ella llevan falda.



Este niño estaba jugando a "mira, ahora no estoy... ahora sí estoy". Los amigos ya pasaban de él de puro aburrimiento, atención a lo cabizbajos y hartos que están. Creo que cuando me marché le pegaron una paliza.



"Amo, como me vuelvas a tirar el palito al agua, lo va a recoger tu padre, ¡que está helada!"

Bueno, os contaré alguna cosa de Rebecca, ahora que no me oye. Rebecca es una chica mexicana muy simpática y agradable que conocí durante el viaje y que me cayó fenomenal. Lo curioso es que al principio la conductora del tour preguntó de dónde éramos cada uno, yo dije que de España y cuando le tocó a ella no contestó, estaba ocupada escribiendo o consultando el móvil. Pero en la parada de Oban, la conductora le preguntó a traición y ella dijo "México". Claro, yo al saber que era méxicana enseguida me puse a hablar con ella (por eso de que compartimos idioma)... que es justo lo que ella no quería, porque resulta que a Rebecca... no le gustan los españoles. Y os preguntaréis lo mismo que yo me pregunté "¿cómo es posible con lo majos que somos?". Pues por lo visto, todos los amigos de Rebecca que han pasado por España han vuelto con lo peor de nuestra idiosincrasia en cuanto a vocabulario y modales, que si malas palabras, tacos (no los mexicanos, me refiero a insultos). Yo insistía en que la culpa también es de sus amigos por quedarse sólo con esas cosas. En fin, creo que después de conocerme, la idea de que los españoles somos unos brutos se redujo un poco, o al menos eso espero. Que brutos hay, claro, pero también gente educada y de bien.



Rebecca jugando con un gato. Ella tiene una gata en México a la que quiere con locura.

Y llegamos a la zona de los castillos, ya de vuelta de Oban. En primero de ellos es el Castillo de Kilchurn, uno de los más famosos de Escocia. Yo me imagino que el impresionante Castillo de Elian Donan, que vimos el otro día, debería haber sido parecido a éste, si no se hubiera restaurado, porque éste, siendo tan bonito como el otro, está abandonado y, claro, no es lo mismo. Sin embargo el aspecto de decaimiento, junto al lago y entre las montañas le da un aire muy romántico, siendo uno de los castillos más fotografiados de Escocia. El Castillo de Kilchurn está en una pequeña isla dentro del Loch Awe y data del siglo XV. En su día perteneció al clan de los Campbell. El otro castillo es el de Inveraray (que como lo dicen los escoceses es casi impronunciable, así que no lo voy a intentar aquí). Este castillo se conserva mucho mejor que el de Kilchurn y es totalmente visitable, aunque el aspecto es más de palacio o casa enorme acastillada, no realmente un castillo. También perteneció a los Campbell (estos Campbell estaban forrados de dinero).



El Castillo de Kilchurn, en medio del lago y rodeado de montañas.



En realidad no se podía llegar hasta tan cerca, pero Rebecca y yo saltamos una valla y... ¡a hacer fotos! Fuimos los únicos que lo hicieron, jeje.



El castillo de Inveraray, con sus jardines.



El castillo es impresionante, aunque parece más una casa-palacio. Me recuerda a las construcciones de castillos que tenía de pequeño.



Cerca del Castillo de Inveraray hay unos bosques misteriosos, perfectos para rodar pelis de miedo.

De vuelta hacia Stirling y Edinburgh, hicimos parada en un valle que se llama Glen Croe (ya sabemos "Glen" es valle en escocés) pero que popularmente se conoce de siempre por "Rest & be thankful" (descansa y agradece). Según parece, este sitio se llamaba así porque la subida al valle era bastante complicada (eso antes, con los caballos, ahora con los coches, ya no tanto) y aquí era el único lugar donde se podía parar tranquilamente a descansar, de ahí el nombre.



"Rest & be thankful", descansa y agradece. Pues eso haré, descansaré y agradeceré que es de bien nacido el ser agradecido.



Rebecca (por fin), mi amiga mexicana, en el "Rest & be thankful". Rebecca es diseñadora gráfica, fotógrafa, escritora... toda una artista (http://iankshots.tumblr.com). Espero que no se enfade conmigo por haberla mencionado en el blog.



Y antes de despedirme quiero mostrar esta foto, tomada en el Loch Lomond, que demuestra que los escoceses están hechos de otro material. Con el frío que hace, el agua helada, y estos niños aquí bañándose como si estuvieran en Mallorca. Porque los escoceses tienen tendencia a pelearse con todo el mundo o entre ellos, que si no conquistarían el mundo.

Y eso es todo por hoy, mañana llegamos a la última etapa del viaje, un recorrido por la maravillosa e histórica ciudad de Edinburgh, donde pasear por sus calles es como hacerlo por un cuento de hadas.