domingo, 22 de mayo de 2011

2/5/2011: Museo Islámico de Qatar y paseo del Corniche

Segundo día en Doha, la capital de Qatar. Hoy es el día que descubres lo bonito y agradable que es tener una botella de agua y, sobre todo, algo para ponerte en la cabeza: un sombrero, un casco, una boina, una señora... lo que sea, porque aquí hace un calor impresionante. La temperatura es parecida a un verano fuerte de España, pero claro, en mayo. No me quiero imaginar lo que será esto en verano. Ay, mi pobre primo, que se me va a derretir. Lo bueno es que yo creo que como aquí la capa de ozono es más gruesa te quemas mucho menos por el sol... no, si la Naturaleza es sabia.

Como itinerario decidí visitar el Museo Islámico de Qatar y después darme una vuelta por el paseo de Corniche, que recorre la bahía principal de la ciudad y termina en Diplomatic Area, que es un sitio repleto de edificios altísimos. Aquí el deporte nacional, aparte del fútbol, es construir edificios. Parece que echan una semilla y sale uno, como se prodigan.



El recorrido de hoy

La verdad es que el mejor medio de transporte aquí es tener tu propio coche, con lo barata que está la gasolina, cualquiera dice que no. Pero si no tienes coche, el mejor medio de transporte en Doha es el taxi, que son bastante baratos (me costaba unos 40 riyales, menos de 10 €, ir al centro, que estaba bien lejos, más de media hora en coche). Eso sí, hay que ir con cuidado, porque hay gente que te ofrece taxi pero no lo son. Lo mejor es coger los de la empresa Karwa, que llevan taxímetro y así no hay dudas (son de color azul celeste). Y si llamas para que te recojan mejor hacerlo el día anterior o por la mañana para la tarde porque suelen estar muy liados. Me acuerdo que yo pedí uno para las 11 de la mañana y me dijeron "pues mire, tengo uno a las 19:00" (cágate, lorito). Los "otros" taxis suelen ser más caros y no llevan taxímetro, así que si lo coges (a veces no te queda otro remedio) pregunta lo que te va a costar antes de entrar, no sea que te metas en un lío.

Bueno, el Museo Islámico de Qatar fue el primero de su estilo que se hizo en el Golfo Pérsico (se me hace raro decir que estoy aquí con la de pipotes que se montan siempre) y tiene colecciones de España, Egipto, Irán, Irak, Turquía, India y Asia Central. El museo tiene tres ventajas: es bonito (la propia arquitectura del edificio ya es digna de ver), es gratis (ole, ole) y se está muuuy fresquito dentro, así que vamos allá. La segunda planta se basa en "el lenguaje" del arte islámico (caligrafía, figuras en el arte islámico, patrones, ciencia...) y la tercera en "el viaje" del arte islámico (con piezas de muchos países que tienen o tuvieron influencia islámica). Los martes está cerrado.



La entrada del Museo Islámico, me recuerda a una mujer islámica con el velo y todo, probablemente era la idea del arquitecto.



El Museo Islámico está rodeado de jardines abundantemente regados. Yo no sé de dónde sacan el agua estos tíos, lo que hace la pasta.



Al fondo, Diplomatic Area. A la izquierda del museo hay un embarcadero desde donde los "ricos", incluido el Emir, entran a la exposición desde sus yates. Están podridos de dinero, los jodíos.



La entrada al museo, muy árabe, con agua y canales.



La arquitectura interior es impresionante, se lo han currado.



Más ajedreces humanos.



Contrasta el hecho de que la gente viste muy tradicional pero luego tienen lo último en tecnología: móviles, cámaras de fotos...



Algunas de las obras expuestas. De arriba a abajo y de izquierda a derecha: un astrolabio, un casco labrado, un collar, un corán, una armadura completa, los picaportes de una puerta inmensa, cerámica de España y un halcón de piedras preciosas.

Después de visitar el museo, quedé a comer con mi primo en el zoco, un sitio que por la noche está lleno de gente paseando, comprando o cenando. Eso sí, es curioso que por el día, y esto pasa en casi todos los sitios que he visto por aquí, no hay ni un alma, de hecho hay sitios preciosos en los que no ves a nadie, sólo falta el arbusto ese que siempre pasa rodando en las pelis del oeste. Parece que ha caído una bomba atómica o algo y sólo han quedado los edificios, es raro, raro. Debe ser por el calor, todo el mundo está refugiado en casa hasta que cae el sol. Bueno, eso sin contar a la gente que está currando bajo la solana que está cayendo, que es para darles un premio. Sobre todo a mi primo, que el pobre no sólo curra bajo estas condiciones atmosféricas sino que encima lo hace ¡6 días a la semana! Lo normal es trabajar de domingo a jueves (aquí el fin de semana es viernes y sábado) pero en la construcción también se pringa el sábado. Y nosotros que nos quejamos...



El zoco. ¿A que parece sacado de una peli de Indiana Jones?



Muy bonito pero ni un alma. Esto cambia radicalmente por la noche.



Las cachimbas (que aquí llaman "shishas" o algo así) están en todos los restaurantes y siempre puedes pedir una.



Al fondo, un par de mujeres tapadas hasta arriba. Dicen que no les gusta mucho que les hagas fotos así que hay que ir con cuidado.



"¡Indyyyyyyyyyyyyyy!".



Hasta los cajeros automáticos son de lujo.



Y en mitad del paseo por el zoco empiezo a oir un tipo pegando alaridos por un altavoz. Era la llamada a la oración, que todo musulmán debe realizar 5 veces al día de forma obligatoria. Se tarda unos cinco minutos en hacerla, así que al final del día te tiras casi media hora rezando. Según el Corán, si estás rezando no estás haciendo maldades. Un poco de razón tiene. Dale al vídeo y verás. Se parece un poco al "quejío" flamenco.



¿Los horarios del cine? ¡No! ¡De los rezos! Los horarios del rezo se reparten a lo largo del día, empiezan justo antes del amanecer y terminan al caer el sol.

La última parte del recorrido discurre por el bonito paseo marítimo del Corniche, que tiene unas vistas estupendas del museo, la ciudad en general y la zona de edificios altos de Diplomatic Area. En la bahía se aprecian curiosos contrastes, como los edificios modernos al fondo y las barcas antiguas en el mar. Es interesante ver la gente que pasea por aquí: puedes encontrar a mujeres tapadas hasta arriba hablando por el móvil o chicas con ropa deportiva (y ligerita) haciendo footing.



Los edificios y las barcas, contraste de culturas.



Toda esta zona se conoce como "La Perla", que era la principal fuente de ingresos en la zona hasta que se descubrió gas y petróleo.



¿Pican? ¿Pican?



Esta mujer iba exactamente a la misma velocidad que el tipo que va delante, así que quizá se trate de su marido. No sé si es que las mujeres deben ir detrás del marido, en plan perrillo, pero si lo es ya les vale.



Los edificios acercándose (bueno, más bien me acercaba yo, los edificios estaban quietos).



Pedazo de bólido aparcado en el paseo. Igual si me animo, me compro uno. ¡Qué digo uno! Póngame un par oiga.



Esta es la mansión del Emir, a todo lujo, con cascada y todo.



El paseo lo hice andando en un par de horas. Cuando se lo dije a mi primo me dijo "estás loco". No es para tanto, pero eso sí, llevad botellica de agua y boina.



Una vista de Miami, digooo, Doha.



Los edificios tienen cada uno un diseño diferente, todos espectaculares.



Este edificio se llamaba "Tornado Tower" o algo así, la torre tornado.



Y este parece un supositorio gigante. Si te acercas, todo el edificio estaba rodeado de celosías blancas, en plan árabe.



Otro de los edificios curiosos.



Me hacen mucha gracia estas señales adaptadas a la vestimenta árabe. Pincha la foto para ampliar.

Y eso es todo, por ahora. La siguente aventura será en la Villa Cultural de Doha, llamada Katara, y la zona de más de lujo de la zona: The Pearl. No se vayan todavía, que aún hay más.

domingo, 15 de mayo de 2011

1/5/2011: llegada a Qatar, Sport City y Villagio

Bienvenidos a Qatar, un pequeño país situado en Oriente Medio que limita con Arabia Saudí y, a través del Golfo Pérsico, con Irán. Toma ya, qué vecinos más interesantes. Os preguntaréis qué hace el chato por estas latitudes. La historia es que tocaba hacer un viaje exótico y, a la vez, que no fuera muy caro, así que saqué el árbol genealógico y me pregunté "a ver, ¿dónde tengo yo familia?", y resulta que uno de mis primos vive en Qatar así que pensé "¡perfecto!" y aquí me vine.



El avión hace una escala en Damman, Arabia Saudi y te dan este papelito para que lo rellenes por si te bajas aquí. El texto en rojo dice "Advertencia, muerte para los traficantes de drogas". Aquí no se andan con chiquitas, de hecho mi primo dice que en el periódico suelen poner la lista de gente que han ejecutado, han cortado una mano, etc. Obviamente, acto seguido me deshice de mi alijo, metiéndolo en el bolso de una monja que tenía al lado.

Qatar es un país raro. Antiguamente se dedicaban a cultivar perlas, hasta que en los años 40 se descubrió petroleo y gas en la zona y para qué contaros. Qatar es uno de los principales productores del mundo de gas. Tanta es la pasta que han sacado que sólo por ser qatarí (pero qatarí de los buenos, no basta con haber nacido allí, toda tu familia tiene que ser de allí, vamos es superdifícil), el estado te paga 4000 $ al mes. Toma ya, "4000 de los grandes" por rascarte el culo, impresionante. Por supuesto, los qatarís no pagan impuestos. Otros datos económicos: aquí la gasolina está a 1 riyal/litro, o sea 0,20€, la pera.

La llegada al aeropuerto viene acompañada de un cambio de clima radical. Nada más salir del avión una bofetada de aire caliente y húmedo del desierto. Y después una larga cola en la verificación de pasaportes, laaarga, largaaaa, aquí podrían poner más gente, la verdad, ya que tienen tanta pasta. Llama la atención que el 90% de la gente de la cola parecían de la India, Pakistán o el sudeste asiático, ya me explayaré en este punto más adelante. Otra cosa que llama la atención es que ya ves mujeres con el vestido negro hasta los pies, aunque algunas de ellas van con unos labios rojos-rojos de maquillaje... contrastes, que los hay y muchos. Para entrar en el país necesitas un visado que te sacas en esa misma cola de los pasaportes. Pagas 100 Riyales (unos 20 €) y listo.



¿A que no sabéis que dice esta señal? Muy bieeeen, "ceda el paso". ¡Ya sé árabe! El árabe se escribe de derecha a izquierda y es como la escritura occidental, es decir, caracteres forman letras y las letras palabras. Lo único que las letras son muy raras.

Bueno, pasemos a la acción. El primer día empezamos ligerito: una visita a Sports City y el Villagio, uno de los centros comerciales más grandes de Doha, la capital. En estas latitudes les gusta mucho hacer "cities": Sport City, Internet City, Business City... aquí no se complican la vida con los nombres de los sitios. En el Sport City está el Khalifa Stadium, un espectacular estadio de fútbol y uno de los muchos que están construyendo para el mundial que se celebrará aquí en 2022. Todos los estadios tienen aire acondicionado y todo. Menos mal porque si no imagínate jugar aquí en verano, se nos derrite Iniesta y Villa. Junto al estadio está la antorcha olímpica de los Juegos Olímpicos Árabes que se celebran a finales del 2011. El pedazo de torre que han construido incluye un hotel y es, como no, a lo bestia, y cuando encienden la antorcha se ve desde muchos puntos de la ciudad. Esto de hacer las cosas a lo bestia me empieza a dar que pensar que esta gente tine algún complejillo con los tamaños.



El Khalifa Sports Stadium, como el estadio del Levante pero más chulo.



La increíble antorcha olímpica / estación espacial qatarí. No me extrañaría que en la plataforma esa de la izquierda pudieran aterrizar helicópteros.

Y justo al lado de Sports City está el Villagio, un centro comercial enorme y decorado con mucho gusto. El problema con Qatar y estos países nuevos es que no tienen muchas cosas antiguas que visitar, aparte de los museos, pero en cambio las cosas nuevas suelen ser muy bonitas y, por ejemplo, los centros comerciales (que jamas se me ocurriría visitar uno en España) son dignos de visitar. Además el aire acondicionado está fuerte así que merece la pena para descansar un poquito.



El Villagio, parece que estás paseando por una calle de una ciudad europea.



Les encanta las cosas de fuera, en eso nos parecemos a ellos.



Curioso el éxito que tiene aquí la selección española de fútbol. A los qatarís les encanta el fútbol, es el deporte nacional.



Y, concretamente, el Barça causa furor, es muy normal ver a gente por la calle con la camiseta blaugrana, para desgracia de mi primo, que es del Madrid.



Es como un centro comercial pero con gente vestida en plan ajedrez: los hombres de blanco, las mujeres de negro. Llama mucho la atención el vestuario de las mujeres, que no usan burkas (que ocultan las formas del cuerpo) pero casi. Es verdad que el cuerpo se intuye (y te da a pensar "¿qué llevarán debajo?") pero prácticamente todo el cuerpo está tapado, a veces solo se ve la cara, a veces sólo los ojos y a veces toda la cara está tapada con un velo negro, incluso en las manos llevan guantes negros. Curioso.



Anda, ¡mira quién está aquí!



El centro del Villagio está recorrido por un río artificial con góndolas al estilo veneciano.



¡O soleeeee miiiiiioooooo! El chaval de la pértiga no le ponía mucho entusiasmo, la verdad.



El Marks & Spencer, en inglés y árabe. Es gracioso que los colores y más o menos la tipografía es la misma, pero con letras árabes.



¿Y qué puedes hacer si tienes tanta pasta y estás en el desierto? Pues te haces una pista de patinaje en el centro comercial, ¿por qué no?



Los niños visten a la manera occidental y se lo pasan pipa aquí.



¿Alguien ha visto alguna vez un parque de atracciones dentro de un centro comercial? Yo sí, en Doha.



¡Al ataqueeeeeee!



Ya terminando el día, mi primo me llevó a un restaurante libanés que se llamaba Layali donde tenían una comida deliciosa. En la foto: hummus, moctaba, tabulé y falafel, a cada cual más rico.

Mañana más: el Museo Islámico de Qatar y un paseo por el Corniche y los rascacielos.

viernes, 6 de mayo de 2011

6/5/2011: Dubái, de todo un poco

Hoy tenemos la última entrega de Dubái. Perdonad el retraso, pero no he podido publicar antes, ¡espero acordarme de todo! Hoy toca un día "de todo un poco", ya que es el último día, recorreremos lo que nos hemos dejado en el tintero, incluyendo un poco de religión islámica, centros comerciales con pistas de esquí (sí, hijo, sí) y zocos al más puro estilo árabe. ¿Tenemos las llaves, la cartera, el móvil? Perfecto, comencemos la excursión.



Los cuatro puntos que visitaremos hoy: La mezquita de Jumeirah, el centro comercial de Mall of the Emirates, el de Ibn Battuta y Dubai Creek, al lado del río.

Esta vez, para variar, decidí elegir el transporte público, a ver qué tal funciona en Dubai. Debo decir que si tu ruta es a lo largo de la costa, lo ideal es coger el metro (o tren, porque no es subterráneo) que tiene un servicio muy bueno. El metro de Dubai parece sacado de una película de ciencia ficción con unos diseños futuristas y todo perfectamente limpio y en orden. La frecuencia de trenes no es tan buena como la del metro de Madrid, por ejemplo, pero está bastante bien. El servicio de autobuses no lo probé, pero mientras estaba paseando me encontré con una parada de autobús, que era como un espacio cerrado con una puerta. Al abrir la puerta descubrí que tienen un aire acondicionado bastante fuerte, ¡increíble, en medio de la calle! Es perfecto para hacer una paradita si vas paseando. Qué gustito, 40 grados en la calle y yo aquí casi con jersei.



Las fresquitas paradas de autobús y las futuristas paradas de metro .

Desde el metro pueden verse multitud de edificios increíbles bordeando la playa. Eso da que pensar porque aquí en Dubái todo es lujo pero para ello han tenido que conseguir mano barata que por dos duros te trabaje de sol a sol (y aquí el sol pega fuerte). Los trabajadores normalmente vienen de India o sudeste asiático. Imagino que ellos vienen contentos por el trabajo pero sus condiciones no son ni mucho menos las idóneas. Como todos los sitios donde hay riqueza, los contrastes son importantes.



Un hotelazo que se puede ver desde el metro y los curritos bajo el sol trabajando a destajo.

Muy cerca de mi hotel estaba la Mezquita de Jumeirah, la más importante de Dubái. Es un edificio moderno pero construido en estilo clásico que está enfrente de la playa de Jumeirah. Resulta que los lunes hacen un tour organizado para personas no musulmanas a modo de acercamiento cultural, explicando qué es el Islam, sus ritos, cosas así... ¡andá! qué casualidad, hoy es lunes, pues allá vamos.



La mezquita de Jumeirah

Al entrar tienes que quitarte los zapatos y, aparte, tienes que vestir "decorosamente". Eso, para las mujeres, significa taparse no sólo los brazos y las piernas sino el pelo. No hay que preocuparse, si no tienes un chal o similar, ellos te prestan uno a la entrada. Para los hombres, lo mismo, nada de piernas con pelos al aire, te pones unos pantalones de préstamo y adentro. A la entrada nos recibieron Pili y Mili (nombres inventados), dos mujeres inglesas que se habían convertido al Islam, una de ellas porque se casó con un musulmán y otra porque estaba harta del estilo de vida occidental. Iban vestidas de negro totalmente, solo dejando su cara al aire. Era un poco chocante porque su apariencia era de musulmanas pero luego tenían un humor muy inglés, cuando una hablaba la otra ponía caras por detrás. Eran muy divertidas e hicieron muy amena la presentación.



A la entrada hay que quitarse los zapatos. A ver si a la salida me pillo unas Nike.



Pili y Mili en concierto.

Nos explicaron que al entrar en la mezquita hay que lavarse las manos, cabeza, boca y pies. Todo tres veces mientras se recita algo así como que "sólo hay un dios que es Alá, no tiene asociados y Mahoma es su mensajero". Como ejemplo pidieron voluntarios para que se lavaran al modo musulmán. Creo que a alguno le vino bien. Luego nos explicaron como rezaban y Pili hizo la demostración completa. Es un rito que dura unos 5 minutos y hay que hacerlo unas cinco veces al día. Una teoría del Islam es que "el hombre que reza no está haciendo maldades". Un poco de razón tienen y como se reza tanto... De hecho, mi primo me dijo que en Qatar hay un índice de criminalidad muy bajo. Imagino que será por la religión y porque aquí las leyes son bastante duras. En Arabia Saudí, que está al lado, te liquidan por nada.

Otra cosa que nos explicaron fueron los cinco pilares del Islam: declarar que no hay más dios que Alá, rezar cinco veces al día, caridad, peregrinar a La Meca al menos una vez en la vida y respetar el Ramadán. También contaron cosas sobre la separación de hombres y mujeres en la mezquita: las mujeres están en otra sala y lo justifican por que si tienes a una mujer delante arrodillándose y poniendo el culo en pompa es difícil concentrarse. También lo explicaron al revés (si tienes un tío delante), todo hay que decirlo. Explicaron que el atuendo negro y la cantidad del cuerpo que se tapa una mujer depende de la escuela religiosa a la que pertenecen y que, en teoría, la mujer es libre de vestir como quiera, siempre que sea decorosamente. No estoy muy seguro de esto, me da que es la familia y su entorno quien les hace vestir de cierta manera, aunque también es verdad que ellas, probablemente, estén orgullosas de vestir así. ¿Por qué el negro? Según Mili, porque es una ropa muy ligera que es muy fresquita para el sol y al ser negra es como si diera sombra. No entramos en detalles de que el negro absorbe todas las radiaciones y da más calor y de que si eso es así, ¿por qué los hombres van precisamente de blanco? Curioso, curioso. En el turno de preguntas pregunté sobre los terroristas islámicos (ahí, yo valiente). Pili me dijo que esa gente está muy equivocada, ya que el Islam es una religión de paz. Esa gente, probablemente iría al equivalente del infierno, según ellos.



Las fuentes a la entrada de la mezquita para lavarse.



El interior de la mezquita. El edificio es muy bonito y fresco.



Pili haciendo la demostración del rito del rezo.



Explicando las ventajas de vestir todo de negro, en plan ninja.

Después de la interesante visita, que dura una hora, más o menos, seguí mi camino por Jumeirah Beach, la playa que está al lado de la mezquita, hasta llegar al metro. En la playa intenté buscar chicas en topless, pero nada, no hubo manera. Cogí el metro y desembarqué en Malls of the Emirates, el segundo centro comercial más grande de Dubái (y, por tanto, del mundo). Más y más tiendas por todos lados, y al final de todo, como no, la tradicional pista de esquí. ¿Cómo ha dicho, joven? Pues sí, en el Mall of the Emirates, cágate lorito, han montado una pista artificial de esquí, con nieve artificial, remontes, muñecos de nieve... Es otro ejemplo del poderío del petrodólar. Una pista de esquí en medio del desierto, manda webs. Es como si me quiero hacer una playa en el ártico. Es muy chocante ver a los dubaitíes vestidos a la manera musulmana y tirándose bolas de nieve. Como diría Obélix "están locos estos romanos".



La enorme playa de arena blanca de Jumeirah.



El impresionante centro comercial de Mall of the Emirates.



¿Me compro el Ipad?



La pista de esquí... bienvenidos a Noruega.

La siguiente parada es el Mall de Ibn Battuta, un poco más hacia el sur tomando la misma línea de metro. Este centro comercial es considerablemente más pequeño que los demás, aunque sería más grande que cualquiera de España, que ya son. El punto característico de éste es que está dividido en zonas que representan diferentes partes del mundo: China, Persia, India, Egipto, Túnez y... ¡Andalucía! El centro comercial es curioso de ver pero sólo si te sobra tiempo, porque tampoco es tan espectacular como otras cosas.



El centro comercial de Ibn Battuta. Abajo a la derecha, el Patio de los Leones de la Alhambra, toma ya.



A la salida del centro comercial estaba la "menetérica".

Finalmente, tomando de nuevo el metro en sentido contrario, desembarqué en Dubai Creek, la zona más tradicionalmente comercial de la ciudad, es decir en plan zoco, no mega centro comercial. La zona tiene mucho más encanto y es más parecida a como sería la ciudad antes de la invasión de las grúas y el cemento. Aquí hay muchas tiendas donde venden oro, joyas, sedas... ¡incluso te puedes hacer un traje de árabe por dos duros! Eso sí, son un poco pesaditos por las calles porque todo el mundo quiere que entres en su tienda. Dubai Creek tiene tiendas a ambos lados del río (que creo que es más bien una entrada enorme de mar) y puedes cruzarlo con una especie de taxis o buses fluviales que comunican ambos extremos.



Llegando a Dubai Creek, se agradece la no presencia de rascacielos, por una vez.



Haciéndose una fotico con el camellico (me refiero al de cuatro patas que tiene una manta por encima).



Qué gustito, una siesta a media tarde.



Los buses fluviales cargados de gente. Había otros mucho más modernos, e imagino que más caros, que serían para los ricachones.



El zoco, muy típico y con encanto. Lleno de tiendas por todos lados. Esta zona es ideal para comprar souvenirs.

Y esto es todo amigos. Con este artículo termino mi visita a esta zona de Oriente Próximo, lugar de contrastes y de ingenios humanos sorprendentes. Y para los que se piensan que no he aprendido nada de árabe, mirad la siguiente foto y os traduciré lo que pone. Siguiente parada, en la vieja Europa, concretamente Berlín, que mi amiga Carmen quiere que ponga ya las fotos.



A la izquierda pone "Coca Cola" y a la derecha "Cheetos con queso". Soy un fiera.