miércoles, 20 de octubre de 2010

2/9/2010: Escocia (VII) - Oban, lagos y castillos del oeste y... ¡Rebecca!

Queridos amantes de Escocia, llegamos ya a la penúltima etapa de este estupendo viaje. Perdón ¿qué dijo? Pues sí, el penúltimo destino. Aparte de hoy tan sólo queda la visita a Edinburgh y el triste regreso a la rutina laboral... aunque de triste nada porque me llevo un montón de memorias estupendas. Hoy toca la costa oeste de Escocia, concretamente el pueblo pesquero de Oban y algunos castillos y lagos espectaculares, como todo en Escocia. De nuevo viajé con Timberbush, por unas 30 libras el viaje completo. Ah, y averiguaremos quién es Rebecca... pero eso será más adelante.



Nuestra ruta de hoy, pasando por Glasgow (ese viejo conocido), Oban, el Loch Lomond y los castillos de Inveraray, Doune y Kilchurn.

Nuestra primera parada es el impresionante Castillo de Doune, que se conserva muy bien, a pesar de los años (parece que estoy hablando de mi abuela). Es del siglo XIV y tiene dos peculiaridades: la primera es que es de los pocos castillos que se construyeron a lo largo de un solo periodo arquitectónico, así que podría decirse que tiene un estilo "puro", sin mezclas de varias tendencias. La otra cosa curiosa es que aquí se rodaron algunas escenas de la película de los Monthy Python "Los caballeros de la mesa cuadrada". La verdad es que este mérito se queda un poco pequeño si lo comparamos con la historia de otros castillos como el de Stirling, pero qué le vamos a hacer a unos les toca la gloria y a otros... los Monthy Python.



El colosal castillo de Doune.



El Castillo de Doune también sirvió de prisión.



La entrada del castillo. Intenté entrar para hacer unas fotillos, pero me dijeron "oiga, que hay que pagar", así que eché la foto corriendo y salí... pero claro, con las prisas, la foto quedó movida.

Siguiendo el camino hacia Oban pasamos por un par de sitios curiosos y visitamos a personajes interesantes. Por ejemplo, Hamish, una seductora pelirroja de larga melena y un flequillo que le cubría los ojos de forma pícara y que nos cautivó a todos. También vimos el famoso puente en el que se rodaron algunas escenas de "Harry Potter", concretamente las del tren recorriendo el camino hacia el colegio de Howrats.



Os presento a Hamish, la pelirroja peligrosa, es de raza Highlander, según dicen por aquí y por esta zona es una especie de celebridad.



Los paisajes por esta región son de película.



El puente de Harry Potter. Como el niño siga creciendo dentro de poco va a tener que interpretar a "el padre de Harry Potter"... ah, no que se lo habían cargado ya. Pues el tío.



Andá, ¿y quién es esa chica? Efectivamente, Rebecca. Luego os la presento.

Y, por fin, llegamos a Oban, en la costa occidental de Escocia. Oban es un pueblecito de pescadores, muy turístico y pintoresco y lleno de actividades. Ese día había competición de kayaks por el mar, lo que tiene mérito porque si te caes al agua, te podías quedar automáticamente congelado. Desde Oban salen cruceros y barcos desde los que se pueden visitar las preciosas islas de esta zona.



No es que el barco esté inclinado, es el suelo y el mar los que lo están.



El pintoresco "Columbia Hotel", al lado del mar.



Como todos los pueblos pequeños de Escocia, el sentimiento principal que se respira es "tranquilidad".



Una vista del pueblo desde el puerto.



El paisaje es muy bonito, sobre todo en días de buen clima.



Grupo de chavales soplando la gaita. Luego cogen vicio y se inician en el tabaco, pobres.



Preparándose para la regata. Arriba a la izquierda hay una especie de coliseo que se construyó el ricachón del pueblo para presumir y todo eso.



Todo el mundo en Oban disfruta dando paseos por el paseo marítimo o por la playa.



"Los pájaros", de Hitchcock. Éste casi me arranca la cabeza, el muy bestia.



Algunos de los cruceros que salen hacia las islas del oeste y el norte (lo que se conoce como "el noroeste").



El paseo marítimo de Oban, centro neurálgico de la ciudad.



"A ver qué falda me compro hoy... ¿con lunares? ¿de tubo? ¿mini?"



El centro de Oban, con ayuntamientos y edificios importantes.



¡Una boda escocesa! Como todas las bodas escocesas tanto él como ella llevan falda.



Este niño estaba jugando a "mira, ahora no estoy... ahora sí estoy". Los amigos ya pasaban de él de puro aburrimiento, atención a lo cabizbajos y hartos que están. Creo que cuando me marché le pegaron una paliza.



"Amo, como me vuelvas a tirar el palito al agua, lo va a recoger tu padre, ¡que está helada!"

Bueno, os contaré alguna cosa de Rebecca, ahora que no me oye. Rebecca es una chica mexicana muy simpática y agradable que conocí durante el viaje y que me cayó fenomenal. Lo curioso es que al principio la conductora del tour preguntó de dónde éramos cada uno, yo dije que de España y cuando le tocó a ella no contestó, estaba ocupada escribiendo o consultando el móvil. Pero en la parada de Oban, la conductora le preguntó a traición y ella dijo "México". Claro, yo al saber que era méxicana enseguida me puse a hablar con ella (por eso de que compartimos idioma)... que es justo lo que ella no quería, porque resulta que a Rebecca... no le gustan los españoles. Y os preguntaréis lo mismo que yo me pregunté "¿cómo es posible con lo majos que somos?". Pues por lo visto, todos los amigos de Rebecca que han pasado por España han vuelto con lo peor de nuestra idiosincrasia en cuanto a vocabulario y modales, que si malas palabras, tacos (no los mexicanos, me refiero a insultos). Yo insistía en que la culpa también es de sus amigos por quedarse sólo con esas cosas. En fin, creo que después de conocerme, la idea de que los españoles somos unos brutos se redujo un poco, o al menos eso espero. Que brutos hay, claro, pero también gente educada y de bien.



Rebecca jugando con un gato. Ella tiene una gata en México a la que quiere con locura.

Y llegamos a la zona de los castillos, ya de vuelta de Oban. En primero de ellos es el Castillo de Kilchurn, uno de los más famosos de Escocia. Yo me imagino que el impresionante Castillo de Elian Donan, que vimos el otro día, debería haber sido parecido a éste, si no se hubiera restaurado, porque éste, siendo tan bonito como el otro, está abandonado y, claro, no es lo mismo. Sin embargo el aspecto de decaimiento, junto al lago y entre las montañas le da un aire muy romántico, siendo uno de los castillos más fotografiados de Escocia. El Castillo de Kilchurn está en una pequeña isla dentro del Loch Awe y data del siglo XV. En su día perteneció al clan de los Campbell. El otro castillo es el de Inveraray (que como lo dicen los escoceses es casi impronunciable, así que no lo voy a intentar aquí). Este castillo se conserva mucho mejor que el de Kilchurn y es totalmente visitable, aunque el aspecto es más de palacio o casa enorme acastillada, no realmente un castillo. También perteneció a los Campbell (estos Campbell estaban forrados de dinero).



El Castillo de Kilchurn, en medio del lago y rodeado de montañas.



En realidad no se podía llegar hasta tan cerca, pero Rebecca y yo saltamos una valla y... ¡a hacer fotos! Fuimos los únicos que lo hicieron, jeje.



El castillo de Inveraray, con sus jardines.



El castillo es impresionante, aunque parece más una casa-palacio. Me recuerda a las construcciones de castillos que tenía de pequeño.



Cerca del Castillo de Inveraray hay unos bosques misteriosos, perfectos para rodar pelis de miedo.

De vuelta hacia Stirling y Edinburgh, hicimos parada en un valle que se llama Glen Croe (ya sabemos "Glen" es valle en escocés) pero que popularmente se conoce de siempre por "Rest & be thankful" (descansa y agradece). Según parece, este sitio se llamaba así porque la subida al valle era bastante complicada (eso antes, con los caballos, ahora con los coches, ya no tanto) y aquí era el único lugar donde se podía parar tranquilamente a descansar, de ahí el nombre.



"Rest & be thankful", descansa y agradece. Pues eso haré, descansaré y agradeceré que es de bien nacido el ser agradecido.



Rebecca (por fin), mi amiga mexicana, en el "Rest & be thankful". Rebecca es diseñadora gráfica, fotógrafa, escritora... toda una artista (http://iankshots.tumblr.com). Espero que no se enfade conmigo por haberla mencionado en el blog.



Y antes de despedirme quiero mostrar esta foto, tomada en el Loch Lomond, que demuestra que los escoceses están hechos de otro material. Con el frío que hace, el agua helada, y estos niños aquí bañándose como si estuvieran en Mallorca. Porque los escoceses tienen tendencia a pelearse con todo el mundo o entre ellos, que si no conquistarían el mundo.

Y eso es todo por hoy, mañana llegamos a la última etapa del viaje, un recorrido por la maravillosa e histórica ciudad de Edinburgh, donde pasear por sus calles es como hacerlo por un cuento de hadas.

miércoles, 13 de octubre de 2010

2/9/2010: Escocia (VI) - Saint Andrews y los pueblos pesqueros de Fife

Bueno, después del fabuloso viaje por las Highlands escocesas toca descansar un poquito y hacer viajes más cortitos, que menuda paliza me he pegado arriba y abajo en autobús. Eso no quiere decir que lo que queda por ver no sea bonito, todo lo contrario, simplemente más tranquilo. Y para sitio tranquilo el que fui este día: Saint Andrews, en la costa este de Escocia. Y uno de los deportes más relajantes que hay es el golf (según dicen, que yo solo he jugado una vez y era un minigolf). Y resulta que el golf se inventó en Escocia... ¿a que no sabéis en qué pueblo concretamente? Pero bueno, ¿quién ha dicho Villaconejos? Pero si lo he puesto facilísimo: efectivamente, St. Andrews.

Así que hacia St. Andrews me fui, que por aquí tiene bastante fama. Contraté una excursión con Timberbush, que salen desde el propio castillo de Edinburgh por unas 30 libras y el resultado se muestra a continuación.



La ruta que tomamos para llegar a St. Andrews.

La primera parada del viaje fue Queensferry, que traducido sería "el ferry de la reina". Posiblemente pensaréis que vaya nombre más tonto para un pueblo (yo al menos lo pensé). Pues tiene su explicación. La reina de la que se habla es Margaret, que contrajo matrimonio allá por el 1070 en Dunfermline. Tanto Dunfermline como St. Andrews se convirtieron en lugar de peregrinaje pero llegar a ellos era complicado. La Reina, que veía que no había forma de que hubiera más peregrinos, construyó un ferry que cruzaba el río y permitía a los peregrinos llegar a su destino (bueno, no lo construyo ella en persona, claro). Así que de ahí viene el nombre del pueblo. Se ve que la reina Margaret era aficionada a hacer estas cosillas lo que le hizo bastante popular. Gobernantes del mundo, ya sabéis, a construir ferrys.



Los dos puentes que cruzan el río, y que antes era operado por el ferry de la Reina. A la derecha, el espectacular puente para trenes, emblema de la zona. A la izquierda el moderno tren para coches.



El puente del ferrocarril es una obra de ingeniería espectacular, construido tras el hundimiento del anterior puente. Está construido de tal forma que es imposible que se hunda. Aunque me sé de cierto barco que decía lo mismo, mismito.



El puente moderno recuerda al de San Francisco pero en gris. Curiosamente, este puente, mucho más moderno, está hecho polvo y lo van a tirar para hacer otro.



Uno de los pueblos pesqueros situados más allá del puente, Elie, con su bonita playa. A ver quién es el valiente que se baña.



Elie es un tranquilo pueblecito de pescadores... aunque realmente hay poco que ver, aparte de la playa.

Toda esta región se conoce como el Kingdom of Fife (el Reino de Fife) y era la antigua capital de Escocia, antes de pasar a Edinburgh. Si seguimos el camino por la costa este llegamos a otro pueblo de pescadores que tiene el curioso nombre de Anstruther... ya, parece alemán o algo así. Este pueblo tiene mucho encanto y tiene bastante atractivo turístico, con sus tiendecitas, sus fish&chips, sus barquitas, etc. Aquí paramos para tomar algo y visitar el pueblo, que está lleno de pintores con sus lienzos, pintando los paisajes de alrededor.



El precioso paseo marítimo del pueblo de Anstruther.



El carrito de bebé de esta chica es como el de las pelis.



Una de las muchas pintoras que se dedican a inmortalizar el entorno.

Y finalmente, llegamos a nuestro destino principal, St. Andrews. Actualmente St. Andrews es un pueblo turístico, aparentemente insignificante, pero que si rebuscas un poco, en realidad ha tenido su importancia a lo largo de la historia. Por ejemplo, posee la tercera Universidad más antigua del mundo angloparlante. Aquí está también la Catedral de St. Andrews, que ahora está hecha un asquito la pobre, pero en su día fue la capital eclesiástica de Escocia. Y por último es el hogar del golf, aquí vienen famosos de todo el mundo a practicar su deporte favorito. Ahora caigo que la imagen que tengo del golfista clásico es con bigote, pantalones bombachos, gorra en la cabeza... ¡un auténtico escocés! St. Andrews, en conjunto, es un pueblo muy tranquilo y bonito, digno de visitar.



La playa de St. Andrews. Aquí se rodó la famosa escena de los corredores en la playa de "Carros de Fuego".



El Royal Golf Club, que es de propiedad pública, es decir cualquiera puede venir aquí a jugar al golf o a hacer picnic o lo que quiera.



El capitán del equipo de Golf se dispone a atacar el siguiente hoyo.



El famoso hoyo número dos, conocido por ir detrás del hoyo número uno.



Aquí la gente pasa el día jugando al golf frente a la playa, es estupendo.



En esta foto un señor estaba haciendo un pozo con una pala pero se cansó y se marchó.



El campo de golf estaba muy cuidadito, con el cesped muy bien cortado.



Atención, concurso: ¿acierta a meter la pelotita en el hoyo o no? La respuesta al final del artículo.

St. Andrews tiene tres calles principales: North Street, South Street y entre ellas... ¿Central Street? Pues no, Market Street. Todas las calles están llenas de sitios para comer y tiendecitas, aunque para las amantes de la moda, les diré que casi todas esas tiendas están dedicadas al mundo del golf, así que nada de Zara o Mango.



El clásico Hotel Rusacks, en North Street.



La iglesia de la Sagrada Trinidad, la más antigua de St. Andrews.



Una de las encantadores calles que cruzan las arterias principales.



Los jardines de la Universidad de St. Andrews.



Ruinas de una antigua iglesia, en el centro de la ciudad.



¡Una casa con barba! Ah no, que son enredaderas.



La West Port, o puerta del oeste. Estaba situada, más o menos... al oeste.

Y finalmente llegamos al plato fuerte de St. Andrews, su famosa Catedral. Está situada al este del pueblo, junto la playa y data del 1150. En su tiempo fue el edificio más grande de Escocia. Por desgracia ahora solo quedan las ruinas, ya que sobre el 1559 fue víctima de uno de los deportes favoritos de los ingleses, sobre todo los protestantes: destrozar catedrales. Yo no sé qué pasa con esta gente que cuando hay una revolución hay que romper todo lo anterior, aunque sea algo histórico. ¿No podían poner pancartas por ahí o tirar tomates como todo el mundo? Junto a la Catedral está el castillo, del 1200 y con unas impresionantes vistas al mar.



Los restos de la Catedral de St. Andrews.



Esta foto me ha quedado bien enmarcada, ¿verdad? (es la que hace todo el mundo).



Perdone señor, pero aquí sólo se admiten muertos.



La Catedral y el castillo al fondo.



Mirando hacia el otro lado tenemos otra playa y el puerto.



El Castillo-Fortaleza de St. Andrews, me recuerda al castillo del abismo de Helm, de la peli de "El señor de los Granillos" (la segunda).



La entrada al castillo, que como no, es de pago.

Y eso es todo por hoy, espero que os haya gustado la visita a St. Andrews y alrededores.

Mañana visitaremos la costa oeste, con sus castillos y el pueblo pesquero de Oban. Y responderemos a la pregunta de ¿quién es Rebecca? Permanezcan a la escucha.

(la respuesta al concurso es: Sí, la cuela).