Tercer día en Doha, la capital de Qatar. Hoy, como no iba a ser menos, toca patear lo que me queda de ciudad, antes de pegar un saltito a Dubái. La verdad es que Doha está muy bien pero en tres o cuatro días lo tienes visto. Si os apetece venir por esta parte del mundo, yo os recomendaría daros también un garbeo por Emiratos Árabes Unidos, concretamente Dubái (que doy fe que es espectacular) y Abu Dabhi, que me han dicho que está muy bien. Bueno, hoy toca una visita al City Center Mall, Katara (o la villa cultural) y la lujosa zona de "The Pearl" (la perla). Abróchense los cinturones que salimos.
El City Center Mall es un centro comercial que está en Diplomatic Area, la zona de los edificios espectaculares que visité el otro día y que hoy vamos a repasar de lo lindo, porque aunque sean cosas modernas, también es bonito de ver, parece que estás en una ciudad futurista. A pesar del nombre, este centro comercial no está en el centro, precisamente. De hecho, a mi primo se le ocurrió un día ir andando al City Centre Mall, pensando que estaba más o menos cerca y el pobre casi se derrite por el camino, menos mal que lo rescató un taxi que si no... El centro comercial es como todos los de aquí, a todo lujo y con pista de patinaje incluida (sigo pensando que todo esto es antinatural, ¡aquí debería haber un desierto!). Lo realmente chulo es la cantidad enorme de edificios que hay a cada cuál con un diseño más original que el anterior.
Esta foto representa muy bien a Doha: edificios espectaculares y obras por todos lados. Aquí no hay crisis del ladrillo.
Esta foto es un inciso, sólo quería enseñar el pedazo de carrito de la compra que había en este centro comercial. ¡Es como si fuera la estatua de un dios! Si Moisés levantara la cabeza... quizá se venía a comprar a Doha, quién sabe.
El City Centre Mall, a comprar como locos.
La pista de patinaje con sólo un árabe. Como iba de blanco casi no lo distinguí, pero está, está.
Muy cerca del centro comercial está lo que yo llamo "la ruta de los edificios", te puedes pasar un par de horas sacando fotos sin problema.
A ver quién encuentra el edificio con forma de supositorio.
Aquí se ve el Tornado Tower, que ya vimos el otro día.
Hay casi más edificios que personas, madre mía.
Ánimo que ya se acaban.
¡Se acabó!
Quizá os preguntaréis "¿y cómo demonios limpian las ventanas de los edificios?". Habría que contratar a Spiderman para que lo hiciera... pues casi, casi.
Un grupo de trabajadores descansando. Debo decir que aquí se nota una división social bastante grande. La élite la forman los qatarís. Luego están los europeos/americanos y debajo del todo la masa obrera, compuesta principalmente por gente del sudeste asiático. Y estos no cobran como los qataríes, de hecho cobran bastante poco.
Haré un pequeño intermedio para mencionar mis trucos para aprender idiomas. No hay nada como fijarse en los carteles de un país extranjero, sobretodo uno como éste en el que todo va traducido al inglés. Publicidad, negocios, carteles del autobús... todo vale para ampliar nuestras fronteras lingüísticas. Todo esto estaría muy bien si no fuera porque las letras árabes no hay quien las entienda. Aquí el chiste ese de Eugenio de "la A" no tiene mucho sentido... ¿no sabes de qué chiste hablo? Mira el vídeo, mira.
A la izquierda el Pizza Hut en árabe. Si quieres saber lo que dice, le das la vuelta al cartel y lo ves "en cristiano". En el centro, el Burger King, que tampoco se libra.
Lo que es estupendo es fijarse en las matrículas, es facilísimo aprenderse los números.
La siguiente etapa del recorrido es Katara, la villa cultural. Mi primo me recomendó visitar el sitio porque era muy chulo. Como todo en Qatar es bonito y sobretodo nuevo. Y como todo en Qatar, está desértico si vas por la mañana, que es cuando yo fui. En serio, si venís por aquí es mejor que salgáis por la noche hasta altas horas de la madrugada, durmáis bien y luego por la tarde seguís porque si no os sentiréis como yo: como el último ser humano del planeta. Afortunadamente, mi amigo el arbusto del oeste nunca me abandona.
La entrada a Katara. Curiosamente, el guardia, todo simpático, me pregunta que a dónde iba. Menos mal que no me dijo que a quién iba a visitar, porque le hubiera dicho "a nadie" y me hubiera dejado pasar. Durante una hora y pico no vi un alma.
En Katara hay una playa muy chula con todos los servicios. Sólo faltan los bañistas, jeje.
Los vigilantes de la playa jugando al solitario. Por cierto, no se pueden hacer fotos a la playa, me llamaron la atención un par de veces.
En Katara tienen un anfiteatro de estilo romano espectacular.
¿Entramos?
El paseo de los gladiadores.
Aquí hacen conciertos de vez en cuando. Artistas famosos y todo.
En realidad no se pueden hacer fotos pero bueno, uno que se escaquea y claro...
Katara está formada por un montón de pequeñas calles protegidas del sol con telas y parasoles, es todo muy bonito. Hay museos, tiendas, cafeterías... por la mañana cerrado todo, claro.
Un edificio construido a estilo antiguo.
La mezquita más coloreada que he visto en todo Qatar.
Yo sigo alucinando con lo del agua. Aquí el grifo abierto sin problema. ¿De dónde demonios sacan el agua? ¿La compran o qué? Esto no es natural, ¡no es natural!
Ya al caer la noche quedé a cenar en The Pearl (la perla) con mi primo y Snezhana, una amiga rusa que iba a trabajar en Doha. The Pearl es, probablemente, el sitio más lujoso de Doha y está construido sobre terreno ganado al mar. Hay una ley del país que prohibe vender propiedades a extranjeros en suelo qatarí. Así que un día un listo pensó "vale no puedo vender casas a extranjeros en el suelo, pero... ¿y si construyo en el mar?". Y, efectivamente, esta zona si tiene propietarios de otros países. Es interesante el proteccionismo qatarí. Por ejemplo, si un extranjero quiere montar una empresa en Qatar, necesita un socio qatarí que posea, al menos, el 51% de la empresa. Quizá deberíamos aprender nosotros un poco, ¡que se nos meriendan los chinos!
A lo largo de The Pearl puedes ver yates de lujo, hoteles increíbles, restaurantes de ensueño, tiendas con productos de alta gama, coches carísimos... Como mi primo se retrasaba un poco me di una vuelta por los concesionarios, a ver qué coche (o coches) me compro.
Estoy entre el Ferrari...
... y el Rolls... ¿cuál me llevo?
Venga, me quedo el Ferrari.
Uno de los puentes de acceso a The Pearl.
En una de las tiendas vi esta pequeña chaqueta de oro... increíble.
Ya que estoy en plan derrochador, creo que me voy a comprar también este yate.
Todo está decorado con un exquisito gusto árabe. ¡Anda, pero si soy yo!
Las vistas de Diplomatic Area desde aquí y por la noche son espectaculares.
En algunos restaurantes hay música en directo. La temperatura de noche es perfecta.
Este es el restaurante Burj Al Hamam, con cocina libanesa deliciosa y decorado con mucho gusto. Nos pusimos las botas por unos 20 € por cabeza. Nada mal.
Algunas de las exóticas delicatessen.
Y para terminar la noche, mi primo y yo nos fuimos a ver el partido de vuelta de la semifinal de la Champions entre el Madrid y el Barça. Ya comenté la pasión que tienen aquí por el fútbol y, concretamente, por el Barça. Mi primo, que es del Real Madrid, no lo lleva muy bien, y menos ahora que el enemigo le ha salido en casa: ¡su hijo es del Barça! Yo como soy del Valencia pues ni fu ni fa, pero como estaba en casa de mi primo, me convertí en merengue por un día. Así que nos enfundamos las camisetas y ¡Hala Madrid! El partido se proyectaba en el hotel Ritz-Carlton, que es la sede de la peña culé en Doha (al entrar con las camisetas del Madrid nos miraban raro). Lo tenían muy bien montado, con pantalla gigante, aperitivos...
El hotel era el Ritz-Carlton, pero no, no me refiero a este "Carlton".
El hotel es superlujoso. Daba miedo andar por ahí por si rompías algo.
¡Hala, Madrid! Aquí de merengue con mi primo, que creo que no os había presentado.
Con Snezhana, una belleza rusa.
Pantalla gigante y todo, esta gente no repara en gastos. Había muchos españoles viendo el partido.
Mierda, ¡nos han marcado un gol!
El hotel es superlujoso. Daba miedo andar por ahí por si rompías algo.
¡Hala, Madrid! Aquí de merengue con mi primo, que creo que no os había presentado.
Con Snezhana, una belleza rusa.
Pantalla gigante y todo, esta gente no repara en gastos. Había muchos españoles viendo el partido.
Mierda, ¡nos han marcado un gol!
Bueno, y eso es todo por hoy. La siguiente etapa del viaje es la increíble excursión por el desierto, con mi primo, el Carlos Sainz de Oriente Medio.
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