Nuestra primera parada es el Reichstag, un edificio de estilo neorrenacentista que ha sido reconstruido en varias ocasiones, si no es por los pirómanos que lo incendian de vez en cuando (el incendio de 1933 lo dejó hecho polvo) es por los combates de la segunda guerra mundial. El aspecto actual es obra del famoso arquitecto Norman Foster (como nuestro Calatrava pero sin repetir el mismo puente en todos los sitios). Aquí es donde se reúne el parlamente alemán y toma las decisiones para sacarnos a todos de la crisis (¿verdad?).
El edificio es muy curioso porque por fuera parece muy clásico (lo de "neorrenacentista" no lo escriben porque la palabra mola) pero por dentro es supermoderno, con una columna de espejos que sube hacia el cielo en el centro. No en vano, aquí se rodaron algunas escenas de "X-Men", esa de los tipos mutantes con poderes.
El Reichstag se puede visitar cualquier día de la semana. La entrada es gratis aunque hay que reservar con antelación por internet (http://www.bundestag.de/htdocs_e/visits/kupp.html). Dentro hay una exposición sobre su historia, que incluye el alzamiento del régimen nazi, bastante interesante. Te dan un sonotone para ir escuchando la historia del edificio a medida que subes por las rampas circulares. Arriba del todo hay una cúpula abierta que deja penetrar la luz. El edificio es famoso por su ecología. De hecho la increíble columna central de espejos puede girar de modo que refleja la luz del sol y la manda hacia abajo, hacia el parlamento, de modo que se ahorran unos eurillos en luz eléctrica (estos alemanes sí que saben ahorrar). Desde arriba del todo se pueden ver vistas de todo Berlín, incluyendo la torre de telecomunicaciones. Al acabar, puedes tumbarte un rato en la hierba del Tiergarten, un enorme parque situado enfrente del Reichstag, todo verde y con mucho espacio.
Antes de llegar al Reichstag, pasamos por el Sony Center, en Potsdamer Platz, otro edificio curioso que congrega a muchas personas los fines de semana.
¡Hey, Spidey! ¡Sonríe para la foto!
Justo al lado del Reichstag está la Puerta de Brandenburgo, fundamental foto si visitas Berlín. Era una de las puertas que separaba los dos Berlines y sufrió muchos daños durante la guerra. Ahora hacen de vez en cuando festivales enfrente suyo y es un punto de encuentro de la ciudad ("¿Dónde quedamos?". "En la puerta de Brandenburgo". "Vale").
En la misma zona puedes alquilar un bonito coche de caballos.
El Reichstag, a pocos pasos de la Puerta de Brandenburgo.
Es un edificio imponente, la bandera alemana siempre ondeando.
Desde el Reichstag puede verse la torre de comunicaciones. En su cima hay un mirador que gira poco a poco hasta 360º, con lo que puedes disfrutar de una vista panorámica de la ciudad.
La impresionante columna de espejos del interior del Reichstag. La luz del sol se refleja hacia abajo, al parlamento, que puede verse un poco si te asomas.
Aquí se reunían Magneto y Xavier para discutir sobre el destino de la humanidad.
En la cima del edificio hay una apertura que recoge el agua de la lluvia. ¡Ecológico total!
Al día siguiente, visitamos otro museo, famoso no por sus reliquias históricas... aunque un poco sí. Se trata del museo del automóvil de Wolfsburg, a 200 Km al oeste de Berlín. El museo está muy chulo y es algo diferente para ver. Hay una sección didáctica donde te explican el proceso de fabricado de un coche, incluyendo algún coche fabricado en arcilla a escala real y algunas demostraciones interactivas. Es muy interesante e ideal para pasar un fin de semana en familia. La otra sección es la colección de vehículos, de todas las épocas... ¡incluyendo alguno del futuro! (me refiero, del futuro... futuro).
El modelado de los vehículos en arcilla se realiza automáticamente con una máquina que pasa los diseños por ordenador a la realidad. Luego los modeladores tienen que pulir los detalles y dejarlo perfecto.
Un Volkswagen Golf en arcilla a escala real, una mitad sin terminar y la otra pintado y con los faros. Parece de verdad, pero es sólo un modelo.
Audi es una de las estrellas de la colección.
Pero hay modelos de todas las marcas, algunos de hace más de 100 años, auténticas obras de arte mecánicas.
¡Algunos vienen del futuro! Aquí tenéis al DeLorean de "Regreso al futuro".
Algunos modelos curiosos, con sólo tres ruedas.
Clásicos de Volkswagen.
Este Escarabajo estaba forrado de piedras, parecía un Volkswagen de princesas.
En la colección se mezclaban clásicos de ensueño.
Algunas máquinas eran increíbles, parecían sacadas de una película de superhéroes antiguos.
O incluso de alguna película de terror.
Junto los clásicos algunos de los más modernos, como los Lamborghini.
O el alucinante Bugatti Veyron, una bestia capaz de acanzar los 400 Km/h y valorado en más de 1,5 millones de euros. Y yo aquí con mi bici.
Después de tanto coche, necesito un descanso.
De vuelta en Berlín, no podíamos olvidar el famoso muro, construido tras la segunda guerra mundial para dividir la zona occidental de la ciudad de la soviética. Al parecer, después de la guerra, las naciones vencedoras decidieron dividir la ciudad en sectores de forma pacífica. Pero pronto comenzaron las desavenencias que culminaron en la construcción del muro, prácticamente de la noche a la mañana. De un día para otro los berlineses aparecieron divididos por un tosco muro que fue creciendo con los años. Aún no me explico el sinsentido de todo eso. En varias partes del centro se recuerda ese hecho, que yo creo que los alemanes lo ven como un episodio vergonzoso de su historia. Aún se pueden ver varios trozos de muro intactos, junto a exposiciones públicas que hablan de aquellos hechos, en general con bastante autocrítica. En algunos se incluye la lista de muertos que intentaron pasar de uno al otro lado (para ser sincero yo pensaba que habían sido muchos más, aunque eso no quita la gravedad del asunto). Otras partes del muro conservan los grafitis que se hicieron sobre ellos reclamando la paz. Hay una sensación general de vergüenza por esos hechos y un deseo de que no vuelva a repetirse... pero cualquiera sabe. El partido nazi subió al poder tras una profunda crisis económica. No digo que pase otra vez, ni mucho menos, pero cuando las cosas van mal... el ingenio se agudiza, para lo bueno y para lo malo.
Una sección del muro de Berlín, que se conserva tal y como se quedó.
El puesto fronterizo "Charlie" (Checkpoint Charlie) era el más famoso de los que había entre el lado este y oeste, y varias personas murieron tratando de cruzarlo. Se encuentra en Friedrichstraße. En él puede verse una imagen de un soldado estadounidense de un lado...
... y otro soviético del otro.
Además se conservan algunas de las barricadas empleadas en la época. Hay un museo del muro a pocos pasos de aquí.
Y como nota curiosa algunos de los coches soviéticos que abundaban en la zona este de la ciudad hace no tantos años.
Bueno, esto es todo lo que pude ver en Berlín. En resumen, una ciudad con encanto, muy amplia, limpia, con sitios preciosos para visitar y con una historia de claroscuros apasionante. Un destino que merece la pena.
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