jueves, 5 de noviembre de 2009

04/11/2009: Banff (I)

Atención que aquí hay fotos tutiplein, así que paciencia.

Llegamos a Alberta, y no me refiero a la mujer de Alberto, sino a la provincia de Canadá donde están los parques naturales más chulos del planeta (o eso dicen los canadienses, claro... aunque es verdad). La vista desde el tren ha cambiado por completo. Sigue siendo monótona pero han cambiado los lagos con bosques por las llanuras, plaaaanas, planas.



Parece que estamos en la meseta manchega.

Por cierto, que una cosa que caracteriza a los canadienses es la pachorra infinita. En parte lo entiendo porque como las distancias son tan grandes muchas veces hay que armarse de paciencia. Porque la cosa es que llegamos con una hora de retraso a Edmonton, donde debía coger un autobús a Calgary y Banff, y ya ves al tipo que saca las maletas del tren “uuuna maletaaa... dooos... maletaaaas”, casi me lo como... pero no, respiré hondo y me aguanté, que aquí lo de los juicios es chungo. Al final llegué a tiempo así que no hay problema. En el autobús me puse a charlar con una abuelilla que viajaba sola y me contó cosas curiosas de la policía montada, mu maja ella.



Este es mi tren, el “Canadian”, también conocido como “Pachorran Canadian”.

El viaje a Calgary no tuvo nada de especial pero nada más salir de Calgary hacia Banff se empieza a notar el cambio en el paisaje. Esto promete mucho. Ver las montañas es algo emocionante.



Vistas desde el autobús, no quiero ni pensar en directo.

Llegada al pueblecito de Banff, que es diminuto y encerrado en un valle rodeado de montañones enormes. Mi hotelito estaba muy bien, con piscina y jacuzzi y todo, jeje. Me voy a pegar unos chapuzones después de cada excursióoon.



Banff, ciudad sin ley.



La habitación del hotel, muy chula. La pena es que iba sólo porque si vas con alguien se abaratan mucho los precios. Yo pagaba por dos, claro, unos 70$ al día (unos 45 €).



Ese pedazo de piscina. A veces estaba solo del todo, como estamos en temporada baja, así que estaba como un rey, tirándome de bomba, correteando por ahí...



El pueblo es muy pintoresco, y con unas vistas estupendas.



El ciervo éste andaba perdido por el pueblo. Es una pasada verlos tan de cerca... ¿habrá osos?

La primera excursión la hice al Fairmont Banff Springs Hotel, un hotel impresionante para ricos (la habitación puede costar 300$ la noche, de ahí para arriba). Pero la verdad es que merece la pena. Te dejan visitarlo por dentro y tiene un encanto especial, como si te trasladaras a otra época. Por lo visto a finales del siglo XIX un tipo listo descubrió unos manantiales de agua caliente en la zona y dijo “tate, aquí hay tomate” y fundó el hotel (el tío se forró, claro).



El río Bow, camino hacia el hotel.



El impresionante Fairmont Banff Springs Hotel.



Algunas de las salas del hotel. Te dejan visitarlo como si fuera una atracción turística... la verdad es que lo era.



Las vistas desde el hotel... la verdad es que merece la pena pasar al menos una noche aquí.



- “Monsier le Cható, tiene una visita”.
- “Que espere, leñe”.

Siguiente parada: las “góndolas”. Cuando leí sobre esto pensé “ya estamos, otra vez la Venecia del norte”. Pero no, la góndola en realidad es un teleférico (no me preguntéis la relación que no tengo ni idea). Bueno, pero me estoy adelantando porque hay 3 formas de ir a las góndolas: en autobús, a patita por la carretera (unos 4 Km) o andando monte a través por unos senderos (2 Km). ¿Cuál cogí yo? El sendero, claro, y la verdad es que no me arrepiento, hice una ruta preciosa por el medio del bosque. No me encontré absolutamente a nadie y había un silencio total, roto a veces, solamente, por algún riachuelo. Eso sí, yo pensaba que el sendero era una cosa más civilizada, pero no, era totalmente silvestre, con nieve y todo, una pasada.



La entrada al senderillo. Ni asfaltado ni nada, qué poco glamour.



Un poco más adelante comenzaba a aumentar la nieve.



Era un poco misterioso, pero no daba yuyu... algo de mosqueo por si los osos, pero na.



Me sentía un poco como Frodo, pasando por los bosques de los Elfos. ¿Me asaltará el señor de los granillos?

Justo antes de llegar a las góndolas están los “Hot Springs”, unas piscinas al aire libre que tienen agua de manantial que sale a 30 y pico grados. Lo malo es que estaba cerrado por mantenimiento (vaya suerte la mía), pero pude hacer una foto de un riachuelo que terminaba en un pequeño charco. Toqué el agua y estaba calentita, calentita, como si saliera de la ducha.



Atención al humillo que sale, que eso no es Photoshop.



Al lado del charco encontré estas huellas... ¿serían de oso? Uyuyuy.

Al final tomé una góndola (29$, un poco caro, pero en fin, la alternativa era subir 6 Km a patita monte a través) y subí al Sulphur Mount (monte sulfúrico, como el ácido). Desde arriba se veía todo el valle, Banff, el hotel Fairmont, las montañas... una maravilla. Y como había nieve, yo creo que estaba más bonito que en primavera que sólo ves verde.



O soooole mío... decía el gondolieri.



Las montañas... esto parece sacado de Heidi (iolereliluuu).



El otro lado de las montañas (“abuelito dime túuu”).



El chato en la cima de su carrera (literalmente hablando, con lo que me costó subir).



Las vistas desde arriba son impresionantes.



Aquí se ve Banff a la izquierda y abajo a la derecha, el hotel Fairmont.



Sombras misteriosas...



... que nooo, que soy yo. Holaaa.



En uno de los miradores se me acercó este pajarillo y no se asustaba de mí. Luego, se acercaron dos más. Me sentía un poco “el chato durmiente” con los pajarillos a mi alrededor, hasta que me di cuenta que lo que querían era que les echara comida, los jodíos, no saben na. Un poco más y me pide un cigarro.



Este es el camino de bajada “a patita”. Me hubiera encantado hacerlo pero lo vi un poco peligrosillo así que mejor para cuando haya menos nieve.



Esto no lo había visto nunca: ¡árboles con pelo! Imagino que sirve para protegerse del frío.



Al regresar pasé por las “Bow Falls” (cascadas de Bow), muy cerca del pueblo. Casi eran más rápidos que cascadas pero aquí les llaman así.

Y eso es todo, mañana al Lago Louise, uno de los más famosos y de los que siempre salen en las postales.

2 comentarios:

  1. Estoy flipando con los paisajes que estas sacando. Nunca me había parado a pensar en lo bonita que era Canada. Impresionante.

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  2. Pues es la pera, Juanito, mira el post del Lago Louise, es también la peraaaa.

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