Pasear por Edinburgh es como darse un paseo por la Edad Media, pero en plan bonito, sin que te echen porquería desde las ventanas y sin peste negra de esa. Así como Glasgow es la ciudad moderna y vanguardista, Edinburgh es la ciudad clásica y conservadora. A pesar de ser la cápital, es más pequeña que Glasgow y en un día puede verse a pie sin problema. Si tienes dos mejor, que así puedes repasar lo que más te guste. Al contrario que en otras etapas del viaje en las que contraté excursiones organizadas, aquí lo mejor es coger un mapa del hotel y patearte la ciudad a tu aire. Simplemente pasear por las calles ya merece la pena. Esta es la ruta que seguí yo (más o menos):
Comencé la ruta desde mi hostal, el Budget Backpackers de Edinburgh, un sitio decorado en plan viajero, con fotos de todos sitios del mundo. El ambiente es majo y los precios económicos, por 10 libras puedes dormir en una habitación de 10 personas. Allí hice amistad con un chico coreano muy majo, Jong se llamaba, con el que salí a bailar en plan robot por ahí, jeje. Desde el hostal ya se puede ver una estupenda vista del castillo de Edinburgh. Desde aquí me dirigí al puente de George IV y al Monumento de Scott.
La vista desde la puerta del hostal Budget Backpackers, el castillo de Edinburgh al fondo.
Las calles parecen sacadas de una película de Harry Potter o el famoso Oliver Twist.
Este es el famoso Greyfriars Bobby, que está en la calle de George IV Bridge. Parece que la historia se remonta al siglo XIX, cuando este perrito se hizo famoso sin quererlo por guardar la tumba de su amo fallecido durante 14 años. Interesante historia que da lugar a comentarios sobre el origen de la estatua... ¿es que en Edinburgh no tenían a personas famosas de quien hacer una estatua? ¿O es que en Edinburgh el bronce crece en los árboles? Bueno, lo cierto, es que es una tierna historia, ¿por qué no hacer una estatua de ella?
En la zona de George IV Bridge, camino del monumento a Scott. Casi todas las calles de Edinburgh son así, parecen sacadas de un cuento de princesas de Disney.
Uno de los muchos pubs pintorescos que abundan en las calles de Edinburgh.
Esta es la "Golden Mile", luego volveremos a visitarla.
Cruzando el North Bridge (puente del norte), vemos al fondo el hotel Balmoral, un hotel superlujoso donde se dice que J.K. Rowling, la autora de Harry Potter, terminó el último de sus libros. Cómo se nota que está forrada de pasta la tía.
El Monumento a Scott, un célebre escritor de la ciudad famoso por obras como Ivanhoe, Rob Roy etc. Pagando 3 libras puedes subir los 287 peldaños que llevan a la cima en varias etapas. Desde ahí se pueden observar estupendas vistas de la ciudad.
Vistas desde el Monumento a Scott, en el centro la Galería de Arte y al fondo a la izquierda el Castillo de Edinburgh.
Mirando hacia el otro lado vemos el hotel Balmoral y al fondo el parque de Calton Hill al que iremos luego. Pregunta de Trivial: ¿a qué hora tomé esta foto?
Desde el Monumento a Scott decidí bordear la zona del castillo a través de los estupendos jardines de Princess Street. Dando la vuelta al castillo, que se ve desde todos los ángulos, llegamos al final a la zona de Grass Market, muy cerca de mi hostal, una de las partes de la ciudad con más animación, restaurantes, chiringuitos, de todo.
El Castillo, visto desde el parque y la estatua de un señor a caballo que no sé quién es.
Este hombre estaba contando historias a unos entretenidos turistas, lo que sería un juglar moderno.
Vistas hacia el otro lado del parque, parecen casas de juguete, ¿a que sí?
Una de las entradas a la Galería de Arte. Imagino que estaban exponiendo algo relacionado con "La primavera", por las flores y eso.
A la entrada de los jardines de Princess Street encontramos este reloj que funciona perfectamente. A ver si mi padre me dice de qué tipo es, si de áncora, cilindro, o qué.
En un día como hoy lo ideal es tirarse al cesped a disfrutar del sol. ¡Lástima que tenga un artículo que escribir!
Al final del parque podemos hacer un par de fotos muy chulas a esta fuente con el castillo al fondo.
Al otro lado de la fuente, la Iglesia de St. John.
Bordeando el castillo, en su lado sur, llegamos a Grass Market, perfecto para comer en uno de sus muchos restaurantes.
Los restaurantes de Grass Market son a cada cual más colorido y florido.
Al final de Grass Market tomamos la calle de West Bow hacia el castillo. Cada casa tiene un color diferente, qué cosas.
Y ahora llegamos al plato fuerte de la excursión, el Castillo de Edinburgh. El Castillo está situado en un peñasco volcánico conocido como Castle Rock (no confundir con Fraggel Rock, eso es otra cosa) con lo que se puede ver desde muchas partes de la ciudad. Los orígenes se remontan al siglo XII aunque la gente ya vivía aquí desde el siglo IX (con el frío que tenía que hacer en esa época). El castillo fue asediado en numerosos conflictos, a veces con éxito y a veces no, desde las guerras de independencia escocesas hasta el alzamiento de los Jacobitas.
Subiendo por Lawnmarket street, hacia el castillo, encontramos esta bonita iglesia. ¿Iglesia? De eso nada, ¡es un restaurante! Estos escoceses no tienen respeto por nada.
La entrada al castillo, preparémonos para un viaje atrás en el tiempo.
Esto le gustará a mi padre, por lo visto en algún momento de la historia, Escocia perteneció al Reino de León. Si no, ¿qué hace ahí ese escudo? Ojo, que todo esto es broma, no es históricamente demostrable, lo mismo que el homenaje a la película "Buscando a Nemo", como reza el cartel azul, eso va por otros derroteros.
Ya dentro del castillo parece que estés en la Edad Media, en cualquier momento se me cruza el Rey Arturo.
La primera de varias puertas de entrada al castillo.
En estas casas, que están dentro del castillo, vive un regimiento del ejército.
Este hombre estaba un poco despistadillo.
En una de las esquinas del castillo, junto al Museo de la Guerra, este grupo empezó a tocar marchas militares escocesas.
Uno de los carteles que se usaron en la Segunda Guerra Mundial. La idea era que todos pueden colaborar, los hombres pegando tiros y las mujeres en la retaguardia ocupándose de las granjas y las factorías.
Esta es la Capilla de Santa Margarita, el edificio más antiguo del castillo, del siglo XII.
El famoso "Mons Meg", un enorme cañón de 6 toneladas que data del siglo XV. Podía disparar hasta casi dos millas de distancia. En 1681, quedó inutilizado al pegar un petardazo al intentar ser disparado en un saludo al Duque de Albany.
Voy a ver si me cargo el monumento a Scott desde aquí, jeje.
Este edificio alberga el Scottish National War Memorial (memorial de la guerra) con los nombres de todos los escoceses caídos en combate en las dos guerras mundiales. Por desgracia, no se puede hacer fotos dentro.
"El cetro y la espada llegaron a Escocia como un regalo papal al Rey James IV". Aquí se guarda la piedra del destino, que es donde se coronan a los reyes escoceses e ingleses. Se dice que la piedra viajará a Londres cuando el príncipe Carlos sea coronado (si es que lo es algún día) y luego volverá de nuevo aquí. Con la piedra también se guardan las Joyas de la Corona, compuestas por la corona, el cetro y la espada. De nuevo, no se pueden hacer fotos, y mira que lo intenté pero la vigilancia era feroz.
¿Qué mejor que acabar tu viaje con un buen afeitado? Este hombre era especialista en cortes de pelo "por debajo de cero".
El Gran Salón, donde se recibían a los monarcas y grandes personajes de la época. Los muros están decorados con espadas de diferentes épocas.
Saliendo del castillo se puede admirar una bonita vista de la Galería de Arte y el monumento a Scott.
La última parte del recorrido incluye la Golden Mile (milla dorada), quizá la calle con más movimiento de la ciudad y la más turística: edificios antiguos preciosos, miles de tiendas de souvenirs, restaurantes, etc. La calle es bastante larga pero merece la pena recorrerla ya que al final está el Holyrood Palace (no he dicho Hollywood), residencia de los monarcas cuando visitan Escocia. Antes de llegar al palacio merece la pena desviarse un poco y subir al Calton Hill, un parque desde donde se ve toda la ciudad.
La Golden Mile. Pintoresco, pintoresco, oiga.
Bajando por la Golden mile encontramos la Catedral de St. Giles, construida hace 9 siglos.
Uno de los relojes que decoran la Golden Mile.
Haciendo un pequeño desvío, podemos tener unas estupendas vistas de la ciudad desde Calton Hill (no, este Calton no es el primo de Will Smith). Al fondo se puede ver el castillo de Edinburgh.
El palacio de Holyrood, donde se alojan los reyes y reinas del Reino Unido desde el siglo XV. Por desgracia ese día estaba cerrado y no pude entrar.
Un poco hacia el sur, muy cerca del Palacio de Holyrood, encontré un camino que subía por un pequeño monte desde donde se pueden hacer estupendas fotos de la ciudad al atardecer.
Volviendo hacia el hostal paré a hacer algunas fotos de sitios que ya había visitado: la West Bow Street.
Y la Galería de Arte, en Princess Street Gardens.
Pues eso es todo. Con esto concluyo mi visita a Edinburgh y a Escocia. Realmente merece la pena el viaje, sobre todo si tienes un tiempo tan estupendo como el que yo tuve. Escocia está llena de historia, paisajes maravillosos, gente muy amable y que habla un inglés muy raro, mucho que ver, mucho que beber y más que disfrutar.
¡Hasta el próximo viaje!